En los últimos 30 años, el gasto fiscal ha crecido a un ritmo muy elevado, explicado principalmente por el gasto social, que en términos per cápita ha aumentado considerablemente. A la luz del actual descontento social, se evidencian serios problemas de eficiencia y eficacia. Los compromisos de gasto que se están adquiriendo en materias de previsión y otros temas se traducen en una necesidad urgente de revisar la eficiencia del gasto, de tal manera que se modifiquen o eliminen programas sociales que no están cumpliendo sus objetivos.